miércoles, 6 de julio de 2016

Las pantallas

Y mis ojos se abren y visualizan un mono que enseña el sol,
A través de una canción que diariamente se repite
Mientras diversas formas y colores van y vienen por la pantalla.
Mis pupilas se iluminan, pican, son frotados los pequeños párpados con deditos que podrían estar descubriendo el mundo.
Un desayuno solitario me invita a realizar ese breve trámite hacia el paso siguiente, mientras una nueva canción con nuevos colores y formas aparece en la TV. Y sino, está el teléfono de mamá, la tablet de papá o de quién me cuida. Y sino está mi llanto desesperado por saciar mi ansiedad, mi ansiedad de llenar mis ojitos con colores y canciones de monitos que enseñen el sol.
Y después viene la guardería en donde junto a mis amiguitos intentamos jugar. Necesito que me digan qué botón apretar, muñeco malo que no se mueve solo y no me dice qué hacer. Maderitas malas que no son como el monito que me enseña el sol. Mi seño me anima a animarme a otra cosa y no me animo, monito del sol malo que no aparece ahora acá. Lloro y grito y no me entienden.
Y después la merienda que a veces como en casa, con el mono que sonriente me enseña el sol otra vez, en su canción y sus colores y sus formas en la pantalla.
Y después la cena, con algún otro señorito que se dispone a cantar y bailar.
Y me duermo soñando con un mundo distinto, con aquello que mis ojos y manitas quisieran poder descubrir, soy mi propio monito que enseña el sol, pero también la luna y la nube, también el pasto y el agua. Las pantallas me esposaron para quedarme en la silla apreciándolas desde acá.